Todo esto y poco más me venía a la cabeza al pensar en la Font de la Figuera.
Pero esto va a cambiar después de patear su emblemático Cerro del Capurutxo. La de veces que lo habré visto de paso. Hoy toca disfrutarlo y subir a dos de sus cimas, recorrer su cresta y, de propina, visitar la Cueva Santa, en su ladera sureste.
Una gozada de ruta que tan bien nos describe nuestro buen amigo Jesús García Patón y su grupo de senderismo SUELAS DESGASTADAS. Una gran persona con la que he tenido ocasión de compartir alguna ruta. Gracias pues, Jesús y gracias también por el buen trabajo que tan desinteresadamente nos ofreces desde tu blog.
Dicho todo esto, vamos al grano, o sea, al Capurutxo.
Llegamos a la Font de la Figuera y, justo antes de subir hacia el pueblo y nada más pasar el cartel con su nombre, giramos a la derecha hasta una rotonda y pasamos por un túnel hasta llegar al área recreativa del Pijirri.
Un buen lugar para iniciar y acabar nuestro recorrido. Hace fresquito, aunque mejor sería decir frío.
Nos encaminamos hacia la montaña pasando junto a las obras de la nueva autovía dejando a nuestra derecha el camino que conduce a la ermita de Santa Bárbara, a la vista.
Llegamos a una pista y ya vemos la primera indicación de la ruta. Un cartel nos dirige al Capurutxo por la derecha, es la variante 1 de la ruta. Sube al cerro por Sant Domingo.
Allá que vamos |
Una subida más exigente y más fresca, por una bonita zona de umbría. La senda con una buena pendiente nos eleva poco a poco por la ladera.
Hay que estar atentos a una gran fita con un palo que nos marca el desvío hacia la Cueva Santa. Allá que vamos.
Dejamos la senda principal por otra que sale por la izquierda. Al poco la senda parece morir junto a los peñascos que dan hacia La Font, o sea hacia el norte.
Tenemos las primeras vistas de todo el valle de Montesa recorrido por el río Canyoles con la Serra Grossa al frente.
Pero ¿y la cueva?. La tenemos justo debajo de nosotros. Giramos hacia la izquierda bajo los peñascos y localizamos su entrada junto a un gran pino.
Un pequeño murete de piedra protege su boca.
Dejamos las mochilas, encendemos los frontales y nos disponemos a investigarla.
Casi todo lo que recorrimos es en descenso.
Se alternan estrechos pasillos donde toca gatear con algunas salas no muy amplias donde nos podemos incorporar.
Hay que ir con mucho tiento porque también aparecen algunas profundas simas equipadas para rapelar. La vamos recorriendo sin una clara orientación. A veces no se puede proseguir y hay que dar marcha atrás y buscar otro pasillo.
Esa pequeña flecha en la roca nos ayuda a llegar a la última sala |
Lo cierto es que, recientes descubrimientos, han sacado a la luz pinturas (ahora sí que hablamos de arte) rupestres. Nosotros no las vimos. También vimos alguna acumulación de excrementos de murciélago y en busca de los quirópteros fuimos. Conocíamos de su presencia en la cueva y al final localizamos cuatro o cinco ejemplares colgados del techo (como profano en la materia, desconozco la especie).
Pero cualquiera que sea, lo más probable es que esté amenazada y bajo ese prisma hay que tratarlos.
Resumiendo el tema de la cueva, debo advertir que hay que visitarla con muchísima precaución y más, como es nuestro caso, no siendo especialistas en la práctica de la espeleología.
Curiosos puntitos dorados en una húmeda grieta de la cueva... ... ¿Mycetozoa? ... |
Una vez fuera, y limpios de polvo y tierra, buscamos unos riscos soleados con buenas vistas al valle para almorzar.
Desandamos el camino que nos llevó a la cueva hasta enlazar con la senda principal por la que continuamos ascendiendo por la frondosa umbría.
Un nuevo cartel nos indica la confluencia con la senda que sube por Sant Domingo y giramos en dirección al Capurutxo.
A nuestra izquierda llevamos las formidables paredes de la montaña y, entre la pinada, aparece una de sus cimas coronada por una caseta de vigilancia forestal.
Un último repecho y llegamos a un collado. A la derecha la pista que sube a la cima de la caseta, la dejamos para más tarde. Nosotros nos vamos por la izquierda.
La senda progresa por la solana y zigzaguea hasta la cima de la Cruz del Capurutxo.
Impresionantes las vistas desde la cima (901 m.). El valle del Canyoles, el macizo del Caroig, la Serra Grossa, la Serra de Corbera, la Mariola con el Montcabrer, la cresta del Benicadell, Aitana, el Mugrón y muchas más que no logré identificar.
Vistas hacia el norte, a la izquierda el macizo del Caroig, al fondo la sierra de Corbera, a la derecha la Serra Grossa |
Vistas al noreste, abajo la Font de la Figuera, al fondo la serra Grossa y tras ella el Benicadell, a la derecha la Mariola y el Montcabrer |
Con Lorena |
De bajada, enfrente la otra cima y la cresta sur |
Vista atrás |
Alcanzamos el collado bajando por una pequeña pedrera y nos reagrupamos.
La subida a la cima de la caseta no tiene ciencia ninguna. Una cómoda pista cementada nos conduce hasta allí. Arriba, además de la caseta de vigilancia forestal, encontramos un helipuerto y el vértice geodésico (936 m. en mi GPS).
En el vértice geodésico (936 m.), detrás el Alt de la Silla |
Vistas al norte con la Cruz del Capurutxo y su cresta |
El resto de la cresta sur, la Penya Foradada a la izquierda y la llanura de Almansa |
Vista de la cresta y la Cruz durante la bajada |
A la izquierda el alto de la Cruz del Capurutxo, la cresta en el centro y a la derecha la cima del vértice y la caseta |
La Ermita de Santa Bárbara |
Nosotros nos refrescamos y tras los obligados estiramientos, regresamos a casa con la satisfacción de haber protagonizado una ruta estupenda y divertida por una espectacular sierra que, desde ahora, espero sea más conocida. Eso es lo que tratamos con este blog ¿o no?.
(by J.Manuel) |
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