viernes, 13 de marzo de 2015

CASTELLAR DE MECA POR EL RINCÓN DE SAN PASCUAL CON CABAÑAL TEAM & FOS FILMS (28/02/2015)

Tercera visita (La última en 2011), y a buen seguro que no será la última, a esta maravilla que es el Castellar de Meca. Un lugar mágico y un tesoro arqueológico que no os deberíais perder.
Si además está enclavado en un atractivo paraje natural como es la Sierra del Mugrón, miel sobre hojuelas. Pero aún hay más, por si la visita al Castellar (que se justifica por sí sola) no fuera suficiente, accederemos al yacimiento después de visitar otra maravilla natural como es el Rincón de San Pascual, una curiosa formación rocosa con un aura misteriosa. Y más todavía, un recorrido por un amplio tramo de la cresta de la sierra que en su vertiente sureste se desploma en agrestes cortados que nos ofrecen unas vistas increíbles.
¿Se puede pedir algo más?. Por pedir ... pediría la compañía de un buen grupo de amigos y un remate gastronómico a la altura de la ruta. Pues petición concedida, allí que me llevé a mis amigos del Cabañal Team (queda patentado el nombre) y a los de Fos Films, no en vano lazos fraternales unen a ambos, con los que compartí mesa, mantel y unos estupendos gazpachos de la zona.
Vayamos por partes. Antes de empezar, una advertencia ... tanto el Castellar como alguna zona más que pisaremos son de propiedad privada. El Castellar de Meca, además, es Monumento Histórico Artístico declarado en el año 1931 y la Ley del Patrimonio Histórico de 1985 obliga a sus dueños a permitir libremente el acceso cuatro días al mes, en este caso los domingos de 9 a 14 h. Además cobran unos eurillos por aparcar en la pedregosa parcelilla del inicio de la ruta. Dicho lo cual y ante la imposibilidad de hacer la visita dominical al yacimiento y ampliándola además con el recorrido por parte de la Sierra del Mugrón, la hicimos en sábado. Mis disculpas a la propiedad y decirles que cuidamos muy mucho el recinto. No estaría de más que, por el precio del parking, te ofrecieran una pequeña información gráfica del yacimiento (mucho pedir sería una visita guiada) y que el recorrido estuviera señalizado y más cuidado para no perderse ningún detalle de esta maravilla.

Está claro ¿no?
Esto le daría más atractivo si cabe y atraería a más visitantes que desconocen su existencia. Mucha información del lugar (si exceptuamos la específicamente técnica o arqueológica) proviene de blogs y webs senderistas Y es que estamos hablando de una de las ciudades íberas más importantes de la península.
Consideraciones aparte, vayamos al grano ... o mejor dicho, vayamos a Alpera, provincia de Albacete, entre los términos de Almansa y Ayora. Yendo por la carretera N-330 entre esas dos poblaciones, tomaremos la CV-437 que va hasta Alpera. Un par de kilómetros antes de llegar al pueblo veremos un desvío por la izquierda que indica el Poblado Íbero. Siguiendo las indicaciones llegaremos a la zona de aparcamiento. Frente a nosotros la Sierra del Mugrón en toda su extensión.


Desde allí y sin señales aparentes caminaremos entre una pequeña pinada y los campos de cereal en dirección a la sierra, dejando el Puntal de Meca a nuestra izquierda, por allí volveremos.


Enseguida encontraremos un amplio camino que tomaremos por la derecha en dirección sureste.

Seguimos al frente 
Vista atrás sobre el Castellar de Meca
Ese camino nos conduce a la Casa del Heredero, una bonita finca y sus instalaciones agropecuarias.




Un poco más arriba está su fuente con aljibe.


La sobrepasamos continuando de frente bajo las faldas de la sierra.
El camino va girando y elevándose hacia el este junto a un barranquillo.
A nuestra izquierda las paredes agujereadas de la sierra ...


..., a la derecha más paredes, las del Cerro Morcillo. Frente a nosotros aparece una gran roca con forma de, echando mano de nuestra imaginación, tortuga gigante.




Un misterioso rincón donde dar rienda suelta a la fantasía. Es el Rincón de San Pascual. Una ventana en el tiempo que nos conduce a otro mundo. La imaginación todavía se desborda más a la vista de los petroglifos bajo su gran arco.




Obviaré otros más actuales realizados por algún(os) vándalo del siglo XX o XXI.
Sin duda, un sitio de lo más pintoresco. Pero guardaos fotos que esto no ha hecho mas que empezar.



Después de la recomendable visita al lugar, un senderillo que enseguida se desvanece nos subirá hasta lo alto de la sierra.

Abajo ha quedado el arco de San Pascual y asoma por el centro el Puntal del Mugrón
Aquí comienza la segunda parte. Llegamos a los mismos bordes del cordal montañoso (Cortados del Mugrón) que se asoman hacia el este.



Allá abajo y tras los verdes ribetes de la pinada tenemos el fértil valle de San Benito, antes laguna (permanente hasta el S.XIX cuando fue desecada por el drenaje de un río) y hoy en día con encharcamientos ocasionales en época de lluvias. El lugar está incluido en el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunidad Valenciana y forma parte de la Red Natura 2000 como Lugar de Interés Comunitario (LIC).



Llegados a este punto buscamos unas rocas que nos resguardaran del frío viento que soplaba para un soleado almuerzo (¡vaya salchichón casero más bueno José Luis!).


Tras el alto en el camino proseguimos por la arista del Mugrón. Os recomiendo hacerlo, en la medida de lo posible y si el vértigo no os lo impide, por la misma arista.


Disfrutaréis de una postal tras otra. Arcos rocosos, ventanas, abrigos, cavidades, paredes con grandes patios.




Se puede circular siguiendo el rastro de algún senderillo, fruto del paso de los animales, más evidente si nos alejamos del borde. Sortearemos la parte más alta de la ruta, el Puntal del Mugrón (1.110 m.) y seguiremos hacia el norte por los bordes del acantilado.



La sierra va girando hacia el oeste y llegamos a un punto donde los cortados y la vegetación nos impiden continuar. Es el momento de irse hacia el interior siguiendo los rastros de senda, sin alejarse mucho. En ese momento apareció un numeroso grupo de cabras montesas (hembras y cabritos) que no dudaron en lanzarse destrepando por los verticales cortados para salir airosas de la encerrona que se provocó entre la escarpada orografía y nuestra presencia.


Siempre es un espectáculo el verlas en plan acróbatas funambulistas.



El espectáculo de la fauna salvaje del Mugrón nos dejó pasmados.
Seguimos hacia el norte hasta que la sierra se desploma bajo nuestros pies y enfrente, como una isla, aparece la meseta del Castellar de Meca.

La meseta del Castellar y al fondo, el pueblo de Alpera
Para acceder a ella localizaremos hacia el este, en el mismo borde de la sierra, una pequeña cruz (lo que queda de un cartel de coto de caza) donde nace un discreto senderillo entre las rocas por donde descenderemos.



Giraremos hacia la izquierda bajo las paredes de roca siguiendo los rastros de los senderillos que dejan los animales. Se nota que estamos en la Umbría de Meca. Algunas carrascas, pinos, enebros, trepadoras y monte bajo cubren este bonito y húmedo rincón.


Pasaremos junto a un abrigo rocoso, un dormidero de cabras o jabalíes.


El sendero acaba saliendo de la umbría para enlazar con el istmo que une la sierra con el Castellar de Meca cuyos primeros rastros de muralla aparecen ante nosotros.

Un trozo de muralla (¿parte de un torreón?) nos da la bienvenida al Castellar de Meca
De allí arriba venimos
Y es aquí donde comienza la última parte de la ruta, la más espectacular sin duda ... nos adentramos en una auténtica ciudad íbera o ibérica. Retrocederemos hasta los siglos V y II a.C.
Llegamos a los pies de la muralla y, a su derecha, encontramos una de las puertas de entrada al poblado. Las formas y las marcas en las piedras trabajadas nos indican que este era uno de los puntos de acceso.


La ubicación del recinto facilitaba su defensa. De eso se encargaba, por una parte, la propia naturaleza del terreno y en las partes más accesibles, la mano del hombre esculpiendo los enormes bloques que conforman la muralla.


Una vez arriba ya vemos los primeros aljibes o depósitos de grano (se contabilizan más de cien en el poblado) ...


... antes de encontrarnos con el Camino Hondo, una gigantesca obra de ingeniería que destaca sobre todas las demás en el lugar, que ya es decir.


Un camino excavado en la roca por el que accedían los carros a la ciudad.


Se observan los grandes surcos para las ruedas y en las paredes unas hendiduras para, mediante palancas de madera, poder echar el freno a los carros y poder así superar la pendiente.



El camino dibuja además un gran giro en su subida bien visible desde arriba.



Llegar a la parte más alta de la ciudad siguiendo esta gran avenida resulta una experiencia inolvidable.


Más aljibes con sus canalillos de desagüe y recintos que debieron ser casas, bancos labrados en la piedra, restos de cerámica, escaleras etc. se reparten por el lugar.





Con estos decorados lo mejor es dejarse llevar por la imaginación para hacernos pasar, aunque sólo sea un momento, por auténticos pobladores del lugar, los íberos.
Lo más aconsejable es recorrer el lugar con calma y a nuestro antojo.
Llegamos en nuestro trazado al Puntal de Meca, el extremo noroccidental de la Sierra del Mugrón, desde donde tenemos unas magníficas vistas de la llanura de Alpera y los Caseríos de Meca y de los Palancares de Arriba.

Vistas al suroeste sobre tierras castellano-manchegas, al fondo el Puntal del Mugrón, el punto más alto de la Sierra
Vistas al norte. Abajo el caserío de los Palancares de Arriba
Toca ahora bajar del poblado y lo haremos por un sendero trabajado entre las paredes de la montaña...


 ... a la derecha la gran cavidad de la Cueva del Rey Moro. Descenderemos por una gran escalinata en la roca (parece que es bastante más moderna, principios del XIX) ...


... y llegaremos a la Fuente del Rey Moro (ni gota de agua en esta ocasión) ...



... y más abajo a un aljibe cubierto.



Entre ambos distinguimos otra vía de acceso a la ciudad que sube hacia el Puntal bajo la Cueva del Rey Moro.

La cueva del Rey Moro desde la fuente, a la izquierda se ve otro camino de acceso

Por este vial transitaremos un tramo de la bajada rodeando hacia el sureste las laderas del Puntal de Meca.
Seguimos descendiendo hasta conectar con un amplio camino del que saldremos (hay una fita) por la derecha para, bien adentrarnos en una pequeña pinada para atajar o seguir entre ésta y el campo de cereal contiguo antes de llegar al aparcamiento dando así por finalizada la ruta.
La guinda a la jornada la puso una excelente gazpachada en La Ventica (excelente la comida y buena relación calidad-precio, un recomendable y solicitado lugar).


(by J.Luis)

(by J.Luis)
Desde estas páginas, dar las gracias a Lola, Nuria, Jesús, Rafa, Manolo, José Luis, Miguel Ángel y Ricardo por la estupenda jornada sabatina, esperando que quedaran satisfechos (doy fe que sí) y enamorados del lugar ... yo lo estoy.

(by J.Luis)
Adéu.
P.D. Os dejo un par de enlaces con buena y curiosa información del lugar.
El Rincón de San Pascual (visto por D. José Soler Carnicer, escritor y periodista)
El Castellar de Meca (y sus accesos por D. Santiago Broncano Rodríguez del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia).




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