Dentro del término de Alpuente encontramos numerosos núcleos de población. Acudimos a uno de ellos, la aldea de La Almeza, un bonito enclave desde donde parte nuestra ruta de hoy.
Para llegar allí podemos hacerlo siguiendo la CV-345 desde Villar del Arzobispo pasando por Higueruelas hasta la Yesa. Allí tomamos la CV-350 en dirección a Arcos de las Salinas y, siguiendo las indicaciones más adelante, nos desviaremos por la VV-6017 hacia La Almeza.
Ha costado un poquillo pero hemos llegado.
A poco de entrar en la aldea giramos por una de sus calles hasta encontrarnos con un encalado peirón o verónica dedicado a la Virgen de la Cabeza.
Un panel indicativo nos señala el inicio de la ruta.
Se trata del PR-CV 331 o Sendero de las Travinas. Una ruta cuyo principal reclamo son ellas, las travinas, que es el nombre que aquí les dan a las sabinas albares (Juniperus thurifera). No olvidemos que estamos en tierras altas superando los mil metros de altitud, un habitat ideal para este árbol de lento crecimiento y apreciada madera. Aquí tendremos la ocasión de ver infinidad de ejemplares, algunos de ellos de gran porte, testigos centenarios del paso del tiempo.
Según los paleobotánicos, algunos bosques de sabinas existieron antes de la aparición del hombre. Ni qué decir tiene que adoro y admiro estos árboles, algunos de cuyos ejemplares, LAS BLANCAS, catalogados como Árboles Monumentales, podemos encontrar muy cerca de aquí, en la Puebla de San Miguel.
Siguiendo las indicaciones iremos en dirección al camino de Cañada Pastores. Una pista asfaltada nos saca de la población dejando los poblados de la Canaleja a nuestra izquierda.
Llegamos a un cruce de caminos donde encontramos un monumental chopo.
Los seteros del grupo aprovecharon la ocasión para recolectar algún ejemplar del apreciado Agrocybe aegerita, el hongo que encuentra en los chopos su hábitat.
Seguimos por la izquierda junto algunos campos de membrillos y manzanos y dejamos el camino por otro de tierra con mucha piedra suelta, en ascenso.
Siempre procuraremos localizar y seguir las marcas blanquiamarillas del PR.
Bajamos hasta la pista de Cañada Pastores, y seguimos por la izquierda. Un poco más adelante veremos los Corrales de Pozo Marín, con sus campitos de cereal recién segados ...
... donde destaca el peirón dedicado a la Inmaculada Concepción.
Un pequeño desvío del camino bien vale la pena para visitarlo. Por allí pasa el GR-37.
Seguimos por la Cañada dejando las lomas del Calarizo a la izquierda donde aparecen ya las sabinas, algunas de buen porte.
Pasamos junto a un navajo ...
... y nos reencontramos con el GR-37 dejándolo unos metros más adelante, junto a las ruinas de un corral, donde giramos a la derecha.
Hemos llegado a un pequeño prado donde destaca una agrupación de preciosas sabinas.
Sobresale, de entre todas ellas, la Juana. Una hermosa sabina recogida en el catálogo de Árboles Monumentales de la Comunidad Valenciana. Sus medidas son: perímetro del tronco: 5.78m., diámetro de su copa: 18m., altura: 15m.
Con ese tipito bien merece un abrazo y todas las fotos que le hicimos y alguna más. Alcanzar esa volumetría y esa edad (más de cuatrocientos años) es un verdadero milagro en los tiempos que corren.
Una delicia de lugar que aprovechamos para almorzar a la sombra de estas venerables ancianas.
El lugar invitaba a la relajación pero había que seguir ...
Dejamos las sabinas a la derecha para continuar enlazando por la izquierda con una amplia pista (señales del PR). Desechamos las que nos salen al paso por la izquierda y estaremos atentos porque, un poco más adelante, a la derecha del camino, hay un poste señalizando un desvío.
Lo tomamos para subir por un sendero por las lomas del Viso y de la Ceja, la única dificultad orográfica del día. Preciosas las vistas de la comarca, con las aldeas de la Torre, el Collado y el Hontanar, y los cerros de la Muela del Buitre y el Castillo del Poyo.
Seguimos por el alto hasta la confluencia de los barrancos de la Hoz Marta y el de Cañada Pastores, siguiendo bordeando éste último.
Nos volvemos a encontrar con la pista hasta un cruce que tomaremos por la izquierda.
Unos pocos metros por ese camino y lo dejamos por un sendero empedrado que sale a la izquierda y comenzamos el descenso hasta la aldea de la Torre. Otro tramo bonito.
Llegando a la Torre, hay un camino que sale por la derecha, coincidente de nuevo con el GR, que nos acerca al "Bosque Animado".
Me acerqué por el llamativo y pintarrajeado camino y di media vuelta hasta llegar al lavadero de esta bonita y bien rehabilitada aldea.
Nos despedimos de La Torre siguiendo la carretera, que dejaremos por la izquierda más adelante.
Ya estamos cerrando el círculo de vuelta a la Almeza.
A partir de ahora habrá que estar bien atentos a las señales del PR ya que nos salen bastantes caminos al cruce. Un tramo un tanto farragoso de explicar. Tan sólo destacar que atravesamos campos de cultivos de secano, algunos abandonados. Pasamos junto a un corral ...
... y más adelante, alcanzamos el barranco del Reguero con otro navajo junto a una gran sabina y un hermoso chopo.
Enseguida alcanzamos las primeras construcciones de la Almeza ...
... y recorremos sus bonitas calles con sus casas encaladas hasta la Plaza donde se encuentra la Ermita de la Virgen de la Cabeza.
Fin de la etapa pedestre ya que aún tuvimos tiempo de desplazarnos hasta el yacimiento de icnitas de la Corcolilla, junto a la carretera CV-350 cerca del Hontanar.
Fotos a las huellas de dinosaurio y vuelta a la Yesa donde nos refrescamos con unas cervecitas en honor de San Francisco de Asís, patrón de la ecología, de los lobos y de la fauna en general; una buena ocasión para invitar a mis compis.
Y esto es todo amigos ...
(by J.Manuel) |
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