Dejamos Valdelinares rozando el cielo turolense y nos vamos a la bonita Mosqueruela.
Una etapa con un perfil relativamente suave donde nos moveremos durante más de la mitad de sus 24 kms. por encima de los 1.800 m. de altitud. Atravesaremos densos pinares, pasearemos por prados de alta montaña con la primavera en plena ebullición y subiremos a dos emblemáticas atalayas de la sierra.
Si esto no es suficiente atractivo le añadimos un espectacular y soleado sábado, un ambiente divertido, la reincorporación de Rafa tras su lesión, la compañía de Sergio de Vilafranca, un buen amigo de Manolo que ya nos acompañó en alguna otra caminata y, para finalizar, unas cervecitas al atardecer gentileza de algún cumpleañero. ¡Como para quedarse en casa!.
Pues allá que vamos ...
Antes de comenzar el relato de la jornada deciros que me va a resultar un poco más difícil de lo habitual ya que la ruta discurre durante muchos tramos sin sendas definidas. Y cuando lo hace, es por pistas y de éstas hay muchísimas en el altiplano por lo que es muy fácil despistarse y tomar la equivocada. No hay nada que un buen mapa o GPS (casi imprescindible en el día de hoy), en nuestro caso, no arregle.
Salimos bien tempranito de Valencia con los termómetros marcando 17ºC y llegamos a Valdelinares con tan sólo 1ºC.
Iglesia de la Virgen de las Nieves |
Comenzamos a caminar a las nueve de la mañana y, así de entrada, nos esperaba la parte más empinada del recorrido, la subida al Alto del Hornillo con sus 2.002 m., el techo de la ruta. Un poste en la parte alta del pueblo nos indica el camino a seguir.
Helleborus foetidus (Hierba de ballesteros, Pie de Grifo, o en catalán Marxívol. Muy tóxica y usada en la antigüedad por los arqueros para envenenar sus flechas) |
Circularemos por este falso llano siguiendo los postes del SL. hasta el Collado Frío, cruce de pistas desde donde podemos enlazar de bajada con el GR-8.
Nosotros seguimos de frente junto al Corral de la Penilla.
Ya tenemos a tiro el Alto del Hornillo. Hace un marujillo que hiela hasta las ideas. La cima (2.002m.) está rematada por un ostentoso túmulo de piedra seca.
Parece que hace "fresquito" |
El hielo escarchado tapiza la cima y cuelga de los pinos creando un paisaje de ensueño.
Sin palabras ... |
El sol parece que se va imponiendo pero, tras las fotos de rigor, continuamos nuestra marcha que, de ahí en adelante, requerirá de la indispensable colaboración del GPS.
Abandonamos la cañada que sube al Alto desde el este y continuamos campo a través en ligero descenso por las lomas de la Boneta.
A nuestra derecha tenemos un verdoso vallecillo por donde discurre el arroyo de la Penilla. Todavía queda algún rodal de nieve en la parte alta.
Sus cantiles rocosos con ese paisaje alpino a la vista y las caricias del sol nos invitan a relajarnos y aprovechamos, dada la hora, para almorzar.
Precioso paisaje alpino |
Primula veris (Primavera, Bellorita, Campanilla o Aurícula ... un manjar para los conejos) |
Una cómoda pista nos pasa junto algún masico y las ruinas de un corral.
Dejamos atrás el Mas de Bernabé |
Dejamos la pista y ahora nos adentramos por un bonito bosque de pinos sin senda definida y si a eso le añadimos los innumerables caminos que recorren estas lomas resulta casi imprescindible seguir el track en el GPS.
Llegamos a un gran pedregal o cantera que tenemos que atravesar a lo largo.
El sol pega de lo lindo y sobra ropa.
Salimos del incómodo tramo en la zona del Pinar Ciego donde enlazamos por la izquierda con la pista de Bramaderas que nos llevará al Alto del mismo nombre o también Cerro del Pinar Ciego.
Camino del Alto de Bramaderas cuya torre de vigilancia se intuye al fondo |
Bueno, ya estamos en el Alto de Bramaderas con sus 1892, 971 m., vamos que le falta un palmo para los 1893. Un bonito enclave con zona de picnic y una fuente.
La tentación de subir a lo alto de la torre de vigilancia de 19 metros pudo con nosotros y mereció la pena. Las vistas que nos ofrece son inmejorables. Hacia el sureste destaca la inconfundible silueta del Penyagolosa (creo que la he fotografiado desde todos sus ángulos) e incluso llegamos a ver el mar.
Efectivamente ... Penyagolosa |
Hacia el este se llega a divisar el Mediterráneo en el horizonte |
Desde tan bonita atalaya ya todo será prácticamente en descenso. Tomamos un senderillo hacia el sur que circula paralelo a un largo muro de piedra seca.
Es el paraje de Valdelamadera. El sendero se difumina mientras bajamos por un cantil de roca para continuar atravesando unos prados abancalados de la Masía del Escolano.
Enlazamos en la pinada de abajo con el camino de la Tejería que nos conduce al Mas de Gil.
Orchis olbiensis |
Ya queda poco para Mosqueruela pero hacemos una parada de avituallamiento. Comemos allí mismo, a la sombra de un nogal.
Encaramos el último tramo del día bajando junto a unos muros de piedra para cruzar el arroyo de los Pellejeros y encarar el camino de subida por la umbría de Bernuz.
Un despiste (mea culpa) hizo que tuviésemos que retroceder un poco y atajar subiendo por la loma de Pere Segura hasta enlazar con el camino que se nos había escurrido por arriba. En el collado nos despedimos con unas bonitas vistas hacia el norte ...
Atrás ha quedado el Mas de Gil y toda la bajada |
La meta a la vista |
...pasando junto a la fuente del Gamelloncillo ...
...y llegamos al asfalto de entrada al pueblo.
Mención aparte requeriría la descripción de su breve visita. Un precioso pueblo declarado Conjunto Histórico-Artístico del que os dejo sólo algunas postales:
Portal de San Roque |
Parte trasera del Portal donde se encuentra la Ermita de San Roque |
Iglesia de la Asunción en la Plaza Mayor |
Soportales de la Calle Mayor |
Ayuntamiento |
Cuesta de los Lavaderos |
(by J.Manuel) |
2 comentarios :
Hola:
Como siempre una ruta muy interesante. Estos pueblos del Maestrazgo son un mundo aparte donde el tiempo tiene otro concepto. Siempre me sorprenden estas grandes masías diseminadas por estas soledades. ¿Vive gente allí, o están destinadas sólamente a ganadería?. Realmente son enormes.
A seguir disfrutando por estos grandes parajes.
Saludos.
Te has retrasado Paco, pero al final buena crónica como siempre
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