Retiro mis palabras. La de hoy, penúltima del GR-7 a su paso por la Comunitat, nos ha regalado paisajes encantadores, bonitas vistas de la montaña alicantina, así como rincones originales por su geomorfología y sobre todo el contacto con sus gentes y un personaje curioso digno de admiración.
Si a todo esto le añadimos un día magnífico para caminar, un puñado de anécdotas simpáticas, una estupenda comida y un montón de risas, el resultado es una jornada inolvidable.
Con el fin de acortar la última etapa, la de hoy se vio incrementada con algo más de 3 kms y la finalizaremos en la Ermita de los Dolores, dejando atrás la populosa Elda.
Mientras los chóferes junto con el taxista (hoy sólo hubo uno) iban al final de etapa y volvían a Castalla para iniciar la ruta..., es decir la "performance" logística de rigor, el resto del personal esperamos en el bar del hotel Don José, en el polígono de entrada a la población, tomando un cafetito mientras el sol se desperezaba y comenzaba a caldear la fresquita mañana.
El castillo de Castalla |
Con un pelín de retraso sobre el horario previsto (no hubo problema en recuperarlo a lo largo de la ruta) cruzábamos Castalla callejeándola en dirección sur. Algunas marcas rojiblancas aparecían en el mobiliario urbano y no importó perderlas mientras atravesábamos la población dejando la loma del castillo a la derecha.
Rincones de Castalla |
Ya en las afueras, transitamos junto a la carretera local Cv 817 (Castalla - Petrer por Xorret de Catí) entre parcelas a medio urbanizar (los típicos PAIs que se han quedado como estatuas de sal, paralizados por la crisis del ladrillo).
Saliendo de Castalla, al fondo la sierra del Maigmó |
Volvemos a recuperar las marcas del GR que coincidirán durante este tramo con el PR-CV 141 (ya vinimos por él desde la Ermita de Santa Ana en la anterior etapa). Dejamos la carretera para empezar a subir por pista en dirección al collado de Roque, pero antes cruzamos la rambla del Ventisclar o del riu Negre. Pasamos junto a la valla de una finca que más bien parecía un zoológico. Algunos de sus residentes, un grupo de ciervos, se asustaron a nuestro paso.
A partir de ahí nos esperaba la única cuesta del día, práticamente los últimos 6 kms de subida de lo que nos queda de GR.
Nos encontramos en este tramo con las ruinas de antiguos hornos de yeso.
Horno de yeso |
¿La compras...? |
Castalla y la sierra de Onil |
Continuamos subiendo por esta bonita umbría y cerca ya del collado hacemos un alto junto a una ladera acariciada por el sol. Como lagartijas lo buscamos y nos disponemos a almorzar.
Una vez entrados en calor y tras superar el collado comienza la bajada con la sierra de Argueña a la derecha. El PR se ha desviado a la derecha y nosotros seguimos de frente.
Más vistas inolvidables al frente. Estamos a más de 1.000 m. de altura todavía y las nubes flotan sobre los valles que tenemos enfrente.
Las sierras de la Argueña, del Puntal, del Alt de Peret y del Pinar de la Umbría con todos sus picos sobresalen en este verde paisaje que se extiende hasta la vega del Vinalopó.
Llegamos más adelante a una vega donde se ubica la finca l'Avaiol en las Casas de Villaplana.
El lugar merece un capítulo aparte y merece desviarse del camino para visitarlo...con permiso de sus dueños, claro. Como nos cuenta Esteban Cuéllar en su guía del GR-7 (el faro que nos ha iluminado durante nuestra travesía), el dueño de esta preciosa finca es un " joven anciano de 84 años, senderista empedernido..." y también nos recuerda la existencia en la finca de un majestuoso pino "de los más recios y corpulentos de toda la provincia de Alicante". Y allí que fuimos para verlo, al pino me refiero.
Enseguida salió a recibirnos una simpática pareja que nos indicó la ubicación del pino. Al comentarle que estábamos recorriendo el GR-7 nos invitaron a su casa donde nos recibió el joven anciano patriarca de la familia. No os podéis imaginar la increíble sensación de poder saludar a D. Helios Villaplana Planelles, montañero y artista, que con sus actuales 96 años todavía se patea el monte, y pinta la naturaleza y esculpe la madera.
Las obras ... |
Allí estaba él, con la sonrisa y el cigarrillo en los labios, enseñándonos sus obras y departiendo durante unos inolvidables momentos con nosotros. No os perdáis el relato de su nieto que aquí os enlazo (http://petreraldia.com/reportajes/el-hombre-que-camina-petrer.html).
... y el artista, D.Helios Villaplana Planelles |
Y sí...el pino también era anciano (o joven según se mire) y majestuoso. Más de 300 años lo contemplan.
El majestuoso pino de Casas de Villaplana |
Realmente unos momentos inolvidables en las Casas de Villaplana.
Nos despedimos del lugar y de sus moradores y continuamos retomando la pista que nos llevará, a renglón seguido, al barranco de Peret, del que saldremos por una pista asfaltada junto a un grupo de casas.
saliendo de las Casas de Villaplana |
En el barranco de Peret |
Seguimos por el asfalto junto al barranco de Escurina que cruzamos junto a las Casas de Caprala.
Llegando a las Casas de Caprala |
Lo volvemos a vadear junto a las ruinas de la casa de Marcos.
Casa de Marcos |
La pista ahora es de tierra y nos conduce al paraje del Arenal de l'Almorxó. El paisaje cambia y las laderas del Arenal hacen honor a su nombre.
Se trata de un ecosistema dunar realmente original y raro de encontrar. Hoy es un Paraje Natural Municipal, y protegido por supuesto. Y de eso se encarga gente cómo el vigilante-guía que nos explicó con todo lujo de detalles la geología y evolución de este peculiar arenal de interior. Otra parada interesante en nuestra sorprendente etapa de hoy.
Una gran duna en un arenal de interior |
Ya estamos cerca de Elda aunque todavía no la divisamos. Lo haremos tras pasar junto a un ojeroso acueducto y atravesar la autovía A-31 (Alicante-Madrid).
A partir de este punto ya casi todo será carretera es decir, asfalto.
La silueta de la Silla del Cid emerge ante nosotros.
La inconfundible mole de la Silla del Cid |
A sus pies, las populosas Elda y Petrer. Y a la primera de ellas nos encaminamos. La carretera pasa junto a la loma de las ruinas íberas de Monastil ya a las puertas de Elda.
Loma del Monastil |
Siguiendo las marcas del GR callejeamos un poco, paralelos a la linea ferroviaria que atravesamos por un túnel. Tenemos enfrente el amplio cauce del Vinalopó y tras la consulta pertinente abocamos a él. Hoy en día es un bonito parque, muy bien acondicionado para el paseo y que nos evita atravesar la población. El GR discurre durante varios kilómetros por este parque, junto al encauzado y escaso Vinalopó.
Un paseo por el parque del Vinalopó |
Numerosos puentes lo atraviesan y por el último de ellos sale el GR en busca de nuevo del asfalto. Íbamos en busca de la ciudad deportiva del Centro Excursionista Eldense.
Más concretamente de su bar-restaurante. Y más puntuales que un reloj suizo llegamos a ese punto donde teníamos prevista la comida.
No sólo de caminar vive el senderista... |
Muy bien atendidos, buena cocina (... los gazpachos para chuparse los dedos) y buen precio. Lo peor vino después ... retomar el camino hasta la ermita de los Dolores. Costó lo suyo levantarse de la mesa pero mejor rebajar la comida y sobre todo la bebida con un agradable, aunque frío, paseito al atardecer. Paseito de más de 3 kms, entre un desierto polígono industrial y la interminable valla del cementerio.
Camino de la ermita de los Dolores |
Y allí estaban los coches, junto a la ermita de los Dolores, ante cuya fachada hicimos la foto de grupo con las últimas luces del atardecer...
Ermita de los Dolores |
(by J.Manuel) |
La penúltima etapa del GR-7 acabó en la butxaca. Otros 28.3 kilómetros para añadir a nuestras piernas y deseando que llegue ya la última para celebrarlo como se merece. Pero eso tendrá que esperar un par de semanas... ¡Qué ganassssssssssss...!.
Adéu.
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