miércoles, 28 de noviembre de 2012

GR-7 (20) CASTALLA - ELDA (24/11/2012)

Decía en la crónica de la anterior etapa que las dos que nos quedaban hasta el Pinós no nos dejarían tan buen sabor de boca...
Retiro mis palabras. La de hoy, penúltima del GR-7 a su paso por la Comunitat, nos ha regalado paisajes encantadores, bonitas vistas de la montaña alicantina, así como rincones originales por su geomorfología y sobre todo el contacto con sus gentes y un personaje curioso digno de admiración.
Si a todo esto le añadimos un día magnífico para caminar, un puñado de anécdotas simpáticas, una estupenda comida y un montón de risas, el resultado es una jornada inolvidable.
Con el fin de acortar la última etapa, la de hoy se vio incrementada con algo más de 3 kms y la finalizaremos en la Ermita de los Dolores, dejando atrás la populosa Elda.
Mientras los chóferes junto con el taxista (hoy sólo hubo uno) iban al final de etapa y volvían a Castalla para iniciar la ruta..., es decir la "performance" logística de rigor, el resto del personal esperamos en el bar del hotel Don José, en el polígono de entrada a la población, tomando un cafetito mientras el sol se desperezaba y comenzaba a caldear la fresquita mañana.

El castillo de Castalla

Con un pelín de retraso sobre el horario previsto (no hubo problema en recuperarlo a lo largo de la ruta) cruzábamos Castalla callejeándola en dirección sur. Algunas marcas rojiblancas aparecían en el mobiliario urbano y no importó perderlas mientras atravesábamos la población dejando la loma del castillo a la derecha.


Rincones de Castalla

Ya en las afueras, transitamos junto a la carretera local Cv 817 (Castalla - Petrer por Xorret de Catí) entre parcelas a medio urbanizar (los típicos PAIs que se han quedado como estatuas de sal, paralizados por la crisis del ladrillo).


Saliendo de Castalla, al fondo la sierra del Maigmó

Volvemos a recuperar las marcas del GR que coincidirán durante este tramo con el PR-CV 141 (ya vinimos por él desde la Ermita de Santa Ana en la anterior etapa). Dejamos la carretera para empezar a subir por pista en dirección al collado de Roque, pero antes cruzamos la rambla del Ventisclar o del riu Negre. Pasamos junto a la valla de una finca que más bien parecía un zoológico. Algunos de sus residentes, un grupo de ciervos, se asustaron a nuestro paso.


A partir de ahí nos esperaba la única cuesta del día, práticamente los últimos 6 kms de subida de lo que nos queda de GR.
Nos encontramos en este tramo con las ruinas de antiguos hornos de yeso.

Horno de yeso
Nos adentramos en una bonita pinada. La pista está escoltada por las Peñas de Litero a la derecha y la sierra de Castalla a la izquierda. Pasamos junto a la finca (en venta) del Litero mientras disfrutamos de las vistas de la Hoya de Castalla y el mar de nubes que rodea la loma del castillo.

¿La compras...?

Castalla y la sierra de Onil

Continuamos subiendo por esta bonita umbría y cerca ya del collado hacemos un alto junto a una ladera acariciada por el sol. Como lagartijas lo buscamos y nos disponemos a almorzar.


Una vez entrados en calor y tras superar el collado comienza la bajada con la sierra de Argueña a la derecha. El PR se ha desviado a la derecha y nosotros seguimos de frente.
Más vistas inolvidables al frente. Estamos a más de 1.000 m. de altura todavía y las nubes flotan sobre los valles que tenemos enfrente.
Las sierras de la Argueña, del Puntal, del Alt de Peret y del Pinar de la Umbría con todos sus picos sobresalen en este verde paisaje que se extiende hasta la vega del Vinalopó.


Una sendita apenas indicada nos ahorra una buena lazada de la pista durante el descenso.
Llegamos más adelante a una vega donde se ubica la finca l'Avaiol en las Casas de Villaplana.



El lugar merece un capítulo aparte y merece desviarse del camino para visitarlo...con permiso de sus dueños, claro. Como nos cuenta Esteban Cuéllar en su guía del GR-7 (el faro que nos ha iluminado durante nuestra travesía), el dueño de esta preciosa finca es un  " joven anciano de 84 años, senderista empedernido..."  y también nos recuerda la existencia en la finca de un majestuoso pino "de los más recios y corpulentos de toda la provincia de Alicante". Y allí que fuimos para verlo, al pino me refiero.
Enseguida salió a recibirnos una simpática pareja que nos indicó la ubicación del pino. Al comentarle que estábamos recorriendo el GR-7 nos invitaron a su casa donde nos recibió el joven anciano patriarca de la familia. No os podéis imaginar la increíble sensación de poder saludar a D. Helios Villaplana Planelles, montañero y artista, que con sus actuales 96 años todavía se patea el monte, y pinta la naturaleza y esculpe la madera.


Las obras ...

Allí estaba él, con la sonrisa y el cigarrillo en los labios, enseñándonos sus obras y departiendo durante unos inolvidables momentos con nosotros. No os perdáis el relato de su nieto que aquí os enlazo (http://petreraldia.com/reportajes/el-hombre-que-camina-petrer.html).

... y el artista, D.Helios Villaplana Planelles

Y sí...el pino también era anciano (o joven según se mire) y majestuoso. Más de 300 años lo contemplan.



El majestuoso pino de Casas de Villaplana

Realmente unos momentos inolvidables en las Casas de Villaplana.
Nos despedimos del lugar y de sus moradores y continuamos retomando la pista que nos llevará, a renglón seguido, al barranco de Peret, del que saldremos por una pista asfaltada junto a un grupo de casas.

saliendo de las Casas de Villaplana


En el barranco de Peret

Seguimos por el asfalto junto al barranco de Escurina que cruzamos junto a las Casas de Caprala.

Llegando a las Casas de Caprala

Lo volvemos a vadear junto a las ruinas de la casa de Marcos.

Casa de Marcos

La pista ahora es de tierra y nos conduce al paraje del Arenal de l'Almorxó. El paisaje cambia y las laderas del Arenal hacen honor a su nombre.
Se trata de un ecosistema dunar realmente original y raro de encontrar. Hoy es un Paraje Natural Municipal, y protegido por supuesto. Y de eso se encarga gente cómo el vigilante-guía que nos explicó con todo lujo de detalles la geología y evolución de este peculiar arenal de interior. Otra parada interesante en nuestra sorprendente etapa de hoy.




Una gran duna en un arenal de interior

Ya estamos cerca de Elda aunque todavía no la divisamos. Lo haremos tras pasar junto a un ojeroso acueducto y atravesar la autovía A-31 (Alicante-Madrid).



A partir de este punto ya casi todo será carretera es decir, asfalto.
La silueta de la Silla del Cid emerge ante nosotros.

La inconfundible mole de la Silla del Cid

A sus pies, las populosas Elda y Petrer. Y a la primera de ellas nos encaminamos. La carretera pasa junto a la loma de las ruinas íberas de Monastil ya  a las puertas de Elda.

Loma del Monastil


Siguiendo las marcas del GR callejeamos un poco, paralelos a la linea ferroviaria que atravesamos por un túnel. Tenemos enfrente el amplio cauce del Vinalopó y tras la consulta pertinente abocamos a él. Hoy en día es un bonito parque, muy bien acondicionado para el paseo y que nos evita atravesar la población. El GR discurre durante varios kilómetros por este parque, junto al encauzado y escaso Vinalopó.




Un paseo por el parque del Vinalopó

Numerosos puentes lo atraviesan y por el último de ellos sale el GR en busca de nuevo del asfalto. Íbamos en busca de la ciudad deportiva del Centro Excursionista Eldense.
Más concretamente de su bar-restaurante. Y más puntuales que un reloj suizo llegamos a ese punto donde teníamos prevista la comida.


No sólo de caminar vive el senderista...

Muy bien atendidos, buena cocina (... los gazpachos para chuparse los dedos) y buen precio. Lo peor vino después ... retomar el camino hasta la ermita de los Dolores. Costó lo suyo levantarse de la mesa pero mejor rebajar la comida y sobre todo la bebida con un agradable, aunque frío, paseito al atardecer. Paseito de más de 3 kms, entre un desierto polígono industrial y la interminable valla del cementerio.


Camino de la ermita de los Dolores

Y allí estaban los coches, junto a la ermita de los Dolores, ante cuya fachada hicimos la foto de grupo con las últimas luces del atardecer...


Ermita de los Dolores


(by J.Manuel)

La penúltima etapa del GR-7 acabó en la butxaca. Otros 28.3 kilómetros para añadir a nuestras piernas y deseando que llegue ya la última para celebrarlo como se merece. Pero eso tendrá que esperar un par de semanas... ¡Qué ganassssssssssss...!.
Adéu.





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