Realmente es la máxima altura a la que podemos estar dentro de la Comunidad, aunque la compartimos con Teruel. Algunos puristas dirán , y con razón, que montaña-montaña o pico lo que se dice pico no lo es. Para eso tenemos al emblemático Penyagolosa (1.814 m.). No entraré en este tipo de discusiones. Pero las matemáticas y los altímetros no fallan.
Se trata de un precioso recorrido por uno de los parajes que permanece más intacto y mejor conservado de la comunidad. Se trata de un paisaje de alta montaña junto a la sierra de Javalambre, enclavado en el Rincón de Ademuz.
La ruta, a grandes rasgos (hay mucha información en la web al respecto), a pesar de su longitud (hicimos con algún extra incluido 22 kms.) no presenta ninguna dificultad. Partiendo de la Puebla de San Miguel (a 1100m.) visitaremos cuatro puntos destacables: el Mirador de Mirar Bueno, las sabinas casi milenarias de "Las Blancas", el alto de las Barracas y el fenomenal Pino Vicente.
La mañana se despertó fresquita (7ºC en la Puebla) y lo que resultó más incómodo, con fuerte viento. Afortunadamente, conforme avanzaba la jornada estas inclemencias fueron desapareciendo y nos regalaron un día precioso.
Desde la Puebla de San Miguel tomamos el PR-CV 131.8 para dirigirnos hacia el paraje de las Blancas, pero antes nos desviamos hacia el mirador de Mirar Bueno (1 km. ida y vuelta), que nos regala una estupenda vista de la Puebla y su recogido valle.
De vuelta a la pista y tras 1.5 kms. llegamos al Conjunto Monumental de las Blancas. Antes, de camino. ya aparecen sabinas blancas (sabina albar - Juniperus thurifera) de gran porte, pero parecen las hijas de las majestuosas y venerables Blancas. Un panel informativo nos ayuda a conocer la larga vida, el lento crecimiento y su interacción con el hombre de estas maravillas naturales. Es mi segunda visita al lugar y sigo pensando que son los árboles más bonitos que he podido admirar. Me resulta irresistible el abrazarlas y notar esa energía que transmiten. ¡Ojala sigan cumpliendo cientos de años más!. Fotos de rigor y almuerzo junto a la fuente y abrevadero (se nota la sequía de este otoño).
Continuamos subiendo por la pista (camino de la Balbuena) y aparecen los pinos negrales y albares junto a enebros de buen porte.
El camino se suaviza al llegar a los 1.800m. y el paisaje cambia. Una preciosa meseta con suaves ondulaciones nos indica que estamos en una zona típica de alta montaña. Aparecen también las sabinas rastreras (Juniperus sabina), aquí muy abundantes y tupidas.
Dejaremos la pista para bajar al barranco de la Saladilla. Tras pasar junto a un abrevadero seguimos por el barranco de nuestra izquierda, que nos conduce hasta el Collado del Buey (1.715m.) y su refugio.
Precioso el lugar. Una señal nos indica ya la proximidad del Cerro Calderón. Lo divisamos a nuestra izquierda. Aquí hay que dejar el PR y subir un poco a discreción.
Salvado el último repecho llegamos al techo de la Comunidad y su vértice geodésico. Como hay que "hacer cima", uno tras otro vamos subiendo los escalones para acceder a la pequeña repisa del vértice.
Nos encaramamos los siete y nos abrazamos en apenas 1m cuadrado. A tiro de piedra divisamos el valle a nuestros pies y hacia el noreste el pico Javalambre y sus antenas. Si nos movemos un paso estamos en Aragón. Brindis, fotos y risas.
Ya de bajada hacia el Pino Vicente, bordeando el Pico Gavilán (visible con su caseta forestal), me despisté del track (apenas hay marcas) y perdimos un buen rato hasta recuperarlo. Los nervios me jugaron una mala pasada y llegué a desorientarme. Los Manolos y Fernando ayudaron a deshacer el entuerto. Sinceramente, creo que voy a tener que hacer un curso de orientación y GPS. Todo se quedó en una anécdota de un par de kilómetros.
Retomada la senda correcta y todo en descenso llegamos al monumental Pino de las tres garras o Pino Vicente ,en honor del forestal D.Vicente Tortajada que lo salvó de la tala en la década de los 60. ¡Gracias! D.Vicente (donde quiera que esté) por permitirnos deleitarnos con la majestuosidad de este pino albar de más de 250 años. Otro prodigio de nuestra naturaleza que nos llama a abrazarlo (lo rodeamos entre 4 personas), a fotografiarlo, a quererlo.
Desde allí, y dada la hora, decidimos tirar para abajo para comer en la Puebla. Alcanzamos la pista que baja del Gavilán (senda del Vizco) y la abandonamos (atención a la fita) 1.5 kms. después para tomar una senda apenas dibujada, que en rápidos zig-zags nos dejará de nuevo en la pista ya en las proximidades de la Puebla.
Pasamos junto a la ermita de San Roque y poco antes de las 16:30h. llegábamos hambrientos y sedientos al bar del pueblo para comer-merendar nuestros bocatas con unas estupendas ensaladas y la imperdonable cervecita fresca.
En fin, una estupenda jornada que se alargó más de lo previsto pero que nos dejó imágenes imborrables.
2 comentarios :
¡Hola Paco!
Sólo por ver Las Blancas, vale la pena. Impresiona ver estos monumentos naturales vivientes.
Un saludo.
Veo que este fin de semana ha habido bastante movimiento de blogeros por este zona jejeje.
Hace mucho que no visito al gigante de nuestra Comunidad y viendo tu estupenda entrada me han entrado muchas ganas. Saludos
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