Acudo a la propuesta del amigo Kiquet para subir al Montcabrer (lo tenía como "pendiente") desde la localidad de Agres.
Con un fin de semana repleto de celebraciones familiares nada mejor que salir a la montaña, eliminar toxinas y cargar las pilas.
Con sueño en la mochila, tras un viernes noche de parranda, nada mejor para la resaca que pegarse un madrugón de campeonato. Los pronósticos meteorológicos auguraban algún posible chubasco, como así ocurrió. Con lo que no contábamos era con la niebla, que nos acompañó durante toda la mañana, a pesar de algún intento de retirada. Es lo que pasa cuando sopla el húmedo Levante y empotra las nubes contra las cercanas montañas. La Mariola no solo no se libró de ellas, además lo agradeció.
Lo que la vista no pudo disfrutar, sí lo hizo el olfato. El olor a tierra húmeda se combinaba a la perfección con los aromas de la maravillosa cubierta vegetal de la sierra Mariola.
Todavía era de noche cuando empezamos a andar en las inmediaciones del Santuari de la Verge del Castell. Por el PR-CV-27 y todo tieso para arriba íbamos zigzagueando camino del Refugio de Santiago Reig (del Centro Excursionista de Alcoy).
Los rayos del sol seguían perdiendo la batalla frente a la bruma que todo lo cubría.
En el refugio dejamos el PR para enlazar con mi querido GR-7 que nos conduciría hasta la cima del Montcabrer. Ya hubo que echar mano de los chubasqueros. A la ligera lluvia se le añadió, camino de la cima, unas incómodas rachas de viento. Fotos de rigor en el vértice geodésico (1.390 m.) y vuelta para abajo. No apetecía demasiado quedarse mucho tiempo en la cima sin ninguna visibilidad.
Una pena, pero la montaña y el clima son como son. Tendré que volver en otra ocasión para disfrutar de las vistas que, a buen seguro, se ofrecen desde lo alto.
Como todavía no habíamos almorzado y los estómagos empezaban a renegar, bajamos lo que se dice "a toda pastilla". Emilio y Carmen nos habían "reservado mesa" bajo la cornisa del techo del refugio. Antes nos desviamos para contemplar esa maravilla que es la Cava Gran con sus maravillosas arcadas.
Tampoco pudimos disfrutarla del todo puesto que está en plena rehabilitación. Allí el agua arreció de lo lindo y mientras Miguel, Kiquet y Toni corrían hacia el refugio, MªÁngeles y el menda, junto a un grupo de ciclomontañeros nos refugiamos en la coveta adyacente a la Cava Gran. Una vez aguantado el chaparrón y ya todos juntos, almorzamos tranquilamente.
Parecía que las nubes se batían en retirada y unos tímidos rayos de sol nos dejaban entrever la comarca del Comtat. Poco disfrute visual para tan preciosos parajes.
La vuelta fue bastante rapidilla. Durante la misma nos cruzamos con un grupo de jóvenes que subían hacia el refugio y una brigada que hacía labores de limpieza del monte, ya en las proximidades del Santuario.
A las doce ya estábamos de vuelta en los coches, eso sí, un poquillo empapados...
Para mejores vistas...otra vez será!!!.
2 comentarios :
Hola Paco Domingo
Que pena, que el tiempo estropeara un poco esta bonita ruta...pero la niebla en la montaña también tiene su parte chula...
Nosotros tenemos previsto subir al Montcabrer en diciembre, no lo conocemos y pinta muy bien...
Un saludo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
Saludos, amigos, espero que nos veamos pronto en este mes.
Abrazos,
Luis.
Publicar un comentario