lunes, 8 de diciembre de 2014

EL RÍO BOHILGUES (06/12/2014)

Fuimos en busca del otoño pero apenas quedaba rastro.
Fuimos en busca del otoño y lo vimos en el suelo convertido en alfombra.
Fuimos en busca del otoño pero ... llegamos tarde.
Fuimos en busca del otoño y nos encontramos con el invierno.
Fuimos en busca del otoño y descubrimos un hermoso paraje, un pequeño río de aguas cristalinas, un bonito pueblo, con gente encantadora y feliz por vivir en tan inmaculado entorno.
Vinimos con la esperanza de saborear los últimos coletazos del otoño a sabiendas de que el apogeo cromático de los caducifolios hacía semanas que había pasado. A pesar de todo volvimos muy contentos por haber disfrutado de un paisaje idílico. El otoño había caído y caminamos sobre él. Un verdadero placer.



El sendero del Bohilgues es un clásico otoñal al que le tenía muchísimas ganas y que, a pesar de todo lo dicho anteriormente, nos dejó muy satisfechos. Este pequeño río nace en el término municipal de Vallanca y tras un corto y bello recorrido vierte sus aguas al Turia, en Ademuz. El tramo entre estas dos poblaciones es el verdadero atractivo de esta ruta. Los actores principales de esta joya son, por una parte, el propio río con unas aguas cristalinas que discurren entre huertos en las proximidades de Vallanca y Ademuz y que, en su tramo medio, se encajona en una hoz y dibuja pequeñas cascadas. Y por otra parte, la vegetación de ribera, la estrella de la película. Chopos, nogales, arces, olmos, fresnos, abedules, abrazadoras trepadoras, escoltan el cauce, declarado como Microreserva de Flora.


El recorrido está señalizado como PR-CV 131.6 y discurre entre Ademuz y Vallanca, poco más de 12 kms. entre ida y vuelta. Nosotros, tratando de evitar esa ida y vuelta por el mismo trazado, seguimos la ruta descrita por el amigo Pablo en su Blog, de tal manera que haremos el camino de ida hasta Vallanca subiendo hasta el altiplano del Cerro Negrón. Un tramo por pistas sin dificultad de orientación. En su parte final conectaremos con la Vereda del Camino de Aragón y Valencia que desciende hasta Vallanca enlazando con otra variante del PR-CV 131(PR-CV 131.2 o Ruta de Cavanilles que va desde la aldea de Negrón hasta Castielfabib). A decir verdad, lo más destacable de este tramo son las vistas de la hoz del Bohilgues y de las montañas de Javalambre, y visto lo que nos deparará la segunda parte, no habría ningún inconveniente en repetir el tramo del río haciéndolo en los dos sentidos.
El inicio lo encontramos justo en la entrada sur de Ademuz llegando por la N-330. Junto al cuartel de la Guardia Civil y cuando la carretera cruza el Bohilgues, giraremos a la izquierda (hay una señal que reza "Fuente de Juan Manzano - La Hoz"), conviene dejar el vehículo por allí mismo. El acondicionado rincón de la Fuente Vieja y su lavadero será el punto de inicio.



Ante la "tocata y fuga puentera" del groso del grupo, hoy me acompañan MªÁngeles y Manolo M.
Hace un frío que pela.
Unos paneles nos describen la ruta del río junto al Centro de Interpretación del Agua.





Cruzamos un puentecillo  y seguimos el camino aguas arriba pasando junto al Molino Viejo.
Unos metros más adelante cruzamos de nuevo el río para seguir por la pista, el sendero por el que volveremos se va, allí, por la derecha del cauce.






La pista, siempre en ascenso, se eleva sobre el Cerro Negrón y nos ofrece buenas vistas.

Vistas sobre Ademuz
La Hoz del Bohilgues
Vistas sobre Vallanca
Transitamos por la ladera, repoblada de pinos, junto a bancales de almendros.
Llegamos al altiplano donde nos recibe un gélido viento. Iremos siempre en dirección oeste y sin abandonar la pista. Pasamos junto a más bancales de almendros, corrales en ruinas y una cabaña de pastor.




Llevamos recorridos unos 6.5 kms cuando llegamos a un cruce de caminos. Es la vereda del Camino de Aragón y Valencia. Giramos a la derecha y enseguida enlazaremos con el PR-CV 131.2.


Iniciamos el descenso hacia Vallanca por un bonito camino, más empinado en su tramo final, la Cuesta de Moya.




Antes de llegar al pueblo encontramos un enorme roble donde nos hicimos la foto de grupo.




Nos reencontramos con el río y lo cruzamos por "La Puente".


La exuberante vegetación de ribera nos daba la bienvenida.


Una escalinata de madera nos sube hasta la Cueva del Hocino, una cavidad de toba calcárea (piedra fosca) ya descrita por Cavanilles.



Está protegida por una valla.


Desde allí seguimos callejeando hacia la parte alta del pueblo ...



... donde encontramos la coqueta Taberna Pepajilo, un recomendable lugar donde hacerse unos pinchos (preparaban el día del ídem) y donde la dueña nos atendió de maravilla.


Eso sí, un almuerzo atípico en nosotros. Pero el día y la compañía invitaban a ello.



Dejamos Vallanca por la carretera que sube desde Ademuz para desviarnos por la izquierda siguiendo el PR-CV 131.6.



Nos acercamos hasta las ruinas del Molino de la Villa ...



... mientras el camino nos baja, entre pequeños huertos, hasta el río Bohilgues.


Empieza el espectáculo sensorial.




Y eso que el otoño ya está en el suelo, pero ... ¿y qué placer da el pisarlo?. Llegamos al cauce y, sorpresivamente, baja seco.


No puede ser, me digo. Un amable lugareño nos aclara que el agua, cual ojos del Guadiana, se esfuma durante algunos metros para reaparecer más adelante junto a la Fuencaliente.



Una fuente que mana bajo los muretes del ribazo.




Continuamos aguas abajo hasta la Veguilla. Nos acercamos al puente para disfrutar con un bonito salto de agua.





Seguimos junto a unos pequeños huertos con nogales y caquis.



El río se encamina hacia la garganta de la Hoz.


El sendero se aleja de él pero por breves momentos ya que volveremos a su orilla tras un bonito descenso.





Nos acercamos para ver otra bonita cascada, antesala de otra más alta que aboca a una bonita poza.


La podemos ver desde arriba, alejándonos del sendero, y bajar luego hasta ella.



Sin duda, un precioso rincón merecedor de un montón de fotos.



Volvemos a alejarnos unos metros del río que continua su caída por la Hoz para volver a su vera que ya no dejaremos hasta el final.



El bosque de ribera se manifiesta aquí de manera apabullante.


El camino se convierte en un sendero botánico con carteles que nos ayudan a interpretar el ecosistema y a identificar las especies vegetales.






Nuevos saltos de agua que no hay que perderse.


La hoz se abre antes de llegar a un puente junto a una antigua estación hidroeléctrica.




A unos metros se localiza un fresno monumental, casi desnudo de hojas.


Cambiamos de orilla brevemente antes de llegar a una pequeña construcción a modo de refugio ...


... y a la fuente del Tío Manzano.


Su acceso está cerrado aunque un poco más adelante mana escasa por una grifo de caña.


Otro pequeño salto de agua ...


... y enlazamos con el tramo del inicio junto al Molino Viejo.



Una pena que esto se acabe porque ha sido una gozada para los sentidos y para el alma.
Y eso que llegamos tarde al otoño ... ¡me cachis ...!.


Para que no se nos olvide ya la hemos puesto en la agenda del año que viene. Finales de octubre, primeros de noviembre ... pero volveremos para disfrutar de los colores del otoño. Espero poder contároslo, amigos.
La mañana la rematamos con unas cervecitas con mis amigos de Casa Domingo que siempre me llenan el coche con las sabrosas manzanas esperiegas, un tesoro más de mi querido Rincón de Ademuz.



Adéu.

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