miércoles, 1 de junio de 2011

RINCÓN DE SAN PASCUAL - CASTELLAR DE MECA (28/05/2011)

Segunda visita (la primera la hice en solitario allá por 2009, en un gélido día del mes de noviembre) al Castellar de Meca. En esta ocasión el recorrido estaba bastante ampliado y además contábamos con la inestimable guía del buen amigo Jesús, buen conocedor de la zona, y al que tuve el placer de conocer en la ruta de la Rambla Argongeña.  Es un verdadero lujo dejarse guiar por Jesús. Hay que atender a sus explicaciones para conocer y aprender la historia del terreno que pisamos.
El día se nos presentaba con una espesa niebla en esta meseta limítrofe con Castilla la Mancha. Tras recoger a Jesús en el desvío de N-330 en las proximidades de Almansa, tomamos la comarcal  CV-8711 en dirección a la población albaceteña de Alpera.  Antes del pueblo tomaremos un desvío hacía la izquierda (hay señales de "Poblado Íbero) y por pista junto a extensos campos de cereales, llegaremos a la zona de aparcamiento (también señalizada). Antes de continuar conviene aclarar que estamos en terrenos (incluido el Castellar) de propiedad privada y los dueños, ateniéndose a la  ley, han establecido como día de visita el domingo. Nos explica Jesús que el tema está en litigio con las autoridades del Patrimonio Histórico y Arqueológico. Tras conocer la zona resulta paradójico el contraste entre la magnitud y belleza del poblado y su estado de abandono (fruto evidente de su propiedad). Es que estamos hablando no de un poblado, sino de una gran ciudad habitada desde el siglo IV a.c. al II d.c. Construida por los íberos y destruida por los romanos. En fin, un poco más de interés por las autoridades culturales no estaría de más.
Dicho ésto (me pone mal cuerpo el tema...) nos ponemos en marcha dejando a nuestras espaldas la montaña con el Castellar, no lo vemos, oculto por la niebla, pero estar ...está. Nos dirigimos por una pista en la base de la sierra del Mugrón, hacia el Rincón de San Pascual. Pasaremos antes junto a la Casa del Heredero y su finca. El terreno está mojado por los recientes chaparrones y el rocío mañanero. Pronto entramos en una rambla donde coincidimos con tres amables lugareños que se dirigían al mismo lugar.
A nuestra izquierda la sierra perforada por numerosas cuevas y abrigos y de frente, apareciendo de entre la niebla, una extraña formación rocosa, un ser mitológico, una enorme roca con forma de tortuga (eso nos pareció), su fantasmagórica silueta aparecía y desaparecía entre la bruma. Estamos en el Rincón de San Pascual (parece que el santo acudía a orar por estos lares). Bajo las patas de la enorme tortuga se forma un ventanal. Allí que vamos. En el suelo aparecen petroglifos con extrañas formas, quizás antropomórficas, y una pileta excavada en la roca con quién sabe qué función. Resulta un lugar envuelto en un halo esotérico y misterioso.




Con la fascinante silueta en nuestra retina, comenzamos a subir un poco a la trocha, hasta alcanzar la meseta superior de la sierra. Es una zona prácticamente desarbolada pero con una densa vegetación arbustiva de romeros, tomillos y demás aromáticas que perfumaban el húmedo ambiente. Lo interesante de la zona es recorrer la perfilada arista de su cara este. Maravilloso recorrido éste, a pesar de la niebla que se acumulaba en el costado de la montaña y que nos impedía ver los enormes precipicios que caían hacia el valle. Un buen lugar para dar cuenta del inevitable almuerzo.




Proseguimos, una vez superado ese trago, por ese perfil, que nos ofrecía rincones y miradores espectaculares. Las cámaras echaban humo. La niebla iba poco a poco esfumándose, dejando paso al sol.
Por fin se nos abrieron las vistas hacia el valle, muchos metros más abajo. Ya teníamos a un paso la amplia meseta donde se ubica la ciudad íbera. Para salvar el barranquillo que la delimita hubo que bajar desde la cresta por una senda, apenas transitada. Nos contó Jesús que estaba dibujada por el paso de los animales, en concreto por los jabalíes, que la recorrían para llegar a sus dormideros. De hecho son muy visibles sus huellas y escarbaduras. Bonita senda que se abre paso por una zona con frondosa vegetación, entre pinos, carrascas y especies más de umbría, enredaderas colonizando los abrigos rocosos y un tapiz herbáceo repleto de flores.
Enseguida llegamos a los restos de la muralla que protegía la ciudadela. Enormes bloques graníticos en los tramos que todavía están en pié. Tras franquear el acceso por lo que debió de ser una puerta, accedemos a una gran "avenida", el Camino Hondo, por donde subían los carros procedentes del sureste (Almansa o Villena). Esta maravillosa obra, digamos de ingeniería, es digna de admiración.




Está excavado en la dura roca y en muchos tramos es bastante profundo. Los carros que llegaban al poblado fueron dejando sus huellas a lo largo de los siglos. Estos carriles confluyen a menudo con otros que suben desde otros sitios y se van recorriendo toda la ciudad. También se aprecian numerosos aljibes (dicen que hay en la zona más de cien) de distintos tamaños. El mayor de ellos, el Trinquete, tiene 30 metros. Esta infraestructura da cuenta de la importancia del agua y su gestión (Ay! si aprendieran algunos hoy en día). Podemos ver también los muretes de las casas y sus accesos y lo que debía de ser una gran plaza, con su suelo erosionado por el tiempo.  A destacar también las escaleras para salvar los pequeños desniveles del terreno. Llama la atención la gran cantidad de restos de cerámica diseminados por todo el poblado. Según Jesús, la zona apenas está excavada y estudiada. Una verdadera pena, porque podría ser un foco de interés histórico,arqueológico,cultural e incluso turístico para la zona. Bien acondicionado...claro, pero eso es otro cantar.
Dejamos la ciudad por la parte recayente al valle de Alpera, descendiendo por una preciosa y amplia escalinata hasta una fuente con su abrevadero. Más abajo otro aljibe, éste cubierto y todavía en uso y la finca de los propietarios (Casa de Meca).





Últimos metros entre una repoblación de pinos y campos de cereal preñados de amapolas y ya estamos de vuelta en los coches.
Para que os hagais una idea, a pesar de haber aumentado un poco el recorrido previsto (al final fueron 13 kms.) tardamos casi 6 horas en hacerlo. Pero había que recrearse con las vistas primero y con el poblado después. Imperdonable no hacerlo.
En fin otro día para el recuerdo (el "disco duro" del senderista nunca acaba de llenarse, siempre hay un hueco disponible para seguir  almacenando recuerdos, olores, sensaciones al fin).
Para el recuerdo también lo que vino después para rematar la jornada....
Sí estoy hablando de fútbol... o es que no se nota!!!.... hasta Messi no se quiso perder el Castellar de Meca.
Ale !!!
Un saludo especial para José Manuel Calatayud  a quién tuve el placer de conocer y al que seguía por su blog  (http://blogcalajordan.blogspot.com/). Un joven y experimentado senderista.
Y otro más gordo para la simpática María y mi amigo Ximet "el xoto" de Guadassuar (lo haremos del Barça y si no...al tiempo)

Hoy toca vídeo (espero que os guste)


2 comentarios :

José Manuel dijo...

Hola Paco.

Muchas gracias.
Yo también tuve el placer de conocerte allí.

Saludos

Ximo Casanova i Alabau dijo...

HOLA, PACO LA ENTRADA ANTERIOR MUY BIEN, LA CRITICA TAMBIÉN,(LA CORRECTA),LAS FOTOS Y EL VIDEO TAMBIÉN, UN 10.PERO LA ENTRADA DEL BARÇA... CAMPIONS!!!
ENORABUENA!! SI,PERO QUE EL VALENCIA ES LO MEJOR.VE A LA BASURA;TIRA LA CAMISA DE BARÇA Y COMPRA LA CAMISA DEL VALENCIA.
AMUNT!!VALENCIA C.F.!