domingo, 10 de abril de 2011

TERESA DE COFRENTES-LAS QUEBRÁS-RAMBLA ARGONGEÑA (09/04/2011)

Para empezar,disculpas por el retraso en la actualización del blog.
Acabo de cambiar mi equipo informático con los consiguientes inconvenientes que, para mí, acarrea semejante desafío. Se nota que no estoy muy ducho en estas materias...Nuevo sistema operativo, instalación de programas, traslado de carpetas etc... No es que me esté mudando de casa, pero casi, casi...Para mí es un verdadero reto. Habrá que ponerse manos a la obra y estudiar y practicar para sacarle todo el jugo.

Dicho esto os narro brevemente la excursión del sábado 02 Abril:



En esta ocasión hicimos una ruta circular desde Aras de los Olmos y que, siguiendo SL-62 nos llevó hasta el Barranco de la Araña en primer lugar. Tras una tendida bajada llegamos al paraje de la Araña con su cueva y su cascada. Una pena que estuviera seca. Nos conformamos con imaginarla chorreando agua, en otra ocasión será. Adentrarnos en la cueva fue más divertido y nos hizo olvidar la desilusión de la cascada seca. Desde este paraje seguimos el camino acompañados por el murmullo del agua que discurre por una acequia que nos llevó hasta el paraje de los Rubiales y su zona recreativa. Tras el almuerzo seguimos hasta el cauce del Turia que venía con un abundante caudal. Bonita la senda paralela al río que nos enseña una preciosa vegetación  de ribera. Pasamos por los parajes de los Mangranos, con su fuente y su refugio, y la Cocinilla.
Un breve repecho nos elevó sobre el Turia. Al fondo divisamos el Puente Grande. Impresionante obra con una altura bastante considerable. La carretera CM 9221 (estamos en Cuenca) salva así el obstáculo que representa el cauce del Turia en esta zona.



Ya de regreso y con una temperatura veraniega recorrimos la orilla del río hasta el desvío del PR-187. Ya en constante y dura subida (sobre todo por el calor) y tras pasar por el Barranco de Valdelagua, volvimos al punto de partida. Bonita ruta por los paisajes ribereños del Turia.


Ya estamos en el sábado 09 Abril.
Preciosa la jornada que nos esperaba. El veranillo que estamos disfrutando esta semana fue el complemento ideal para esta ruta. Calorcillo y agua en un recorrido realmente espectacular por una zona (el macizo del Caroig) agreste,salvaje y suficientemente alejada de la "civilización", lo que la hace atractiva para los que amamos la montaña. Agreste por la dificil orografía, ramblas, barrancos,escarpados farallones que el agua ha ido esculpiendo y modelando.
Con los primeros rayos de sol apareciendo llegamos,a los mandos del flamante Lexus de Mª Angeles (Gracias MªAngeles! eres un sol), a Teresa de Cofrentes donde nos esperaba un guía de lujo, Jesús, (http://www.facebook.com/suelas.desgastadas) buen conocedor de estos parajes. Jesús decidió un buen día, alejarse del mundanal ruido y "refugiarse" por estos lares. Nos descubrió un verdadero y oculto tesoro. Esta ruta no está señalizada aunque bien merecería catalogarse como PR. Jesús me comentó la dificultad , económica y burocrática, que entraña el poder hacerlo. Tal como está la situación, los ayuntamientos no están por la labor de gastarse un euro en acondicionar estos caminos. Gracias a entusiastas como Jesús podemos conocer estos preciosos lugares. De momento son un tesoro bien guardado.

La ruta comienza y acaba en el paraje del Nacimiento de los Albares ( a unos 3 kms de Teresa de Cofrentes). Retrocediendo unos metros por la carreterilla llegamos a un desvío a la derecha indicado como Las Quebrás (como llamarían en mi pueblo a las Quebradas). Una senda en ascenso nos conduce hasta el lugar. Es una profunda falla que corta el terreno de norte a sur. Un gran surco fractura la tierra. Ante nosotros se aprecia esta herida que ha dejado en la corteza terrestre algún movimiento tectónico acaecido hace miles de años. Simas salpicadas con enormes bloques de rocas dibujan esta gran grieta.

Atravesamos la falla y llegamos a un precioso mirador. El valle de Ayora se abre ante nosotros. También se ve la garganta que es la Rambla Argongeña y que recorreremos más adelante. Al fondo, adentrándose en la provincia de Albacete vemos la sierra del Mugrón. Un breve descenso y  llegamos al corral y casa del Olivar con sus campos abandonados. Buen lugar para el almuerzo de rigor que compartimos junto a dos senderistas de Almansa. Desde la casa y a sus piés, se divisa la zigzagueante rambla Argongeña (nombre que toma del río estacional que se encauza entre sus paredes y acaba cediendo sus aguas al Júcar. Los lugareños también lo conocen como la Longeña). Tras reponer fuerzas venía lo más espectacular, divertido y aventurero de la ruta.

 Decidimos recorrer la rambla aguas arriba durante algún kilómetro.



Conforme se estrechaba el cauce tocaba trepar algunas rocas que albergaban preciosas pozas. En las paredes que nos rodeaban se veían algunos abrigos que servían de refugio para personas y animales. Llegamos hasta una presa desde donde se abría el cauce en un gran meandro con un farallón a sus espaldas. Desde allí volvimos sobre nuestros pasos hasta la Casa del Olivar. Valió la pena el desvío. Volviendo por la misma senda hasta un cruce a nuestra izquierda donde tomamos otra que nos lleva a media altura sobre el lecho de la Rambla. Alguno (yo en este caso) estuvo tentado de hacer el recorrido por dentro de la rambla. Hubiera sido una auténtica aventura y me hubiera evitado la contemplación del cañón desde las alturas. Menos mal...Me hubiera perdido unas vistas increíbles.

A cada curva aparecían allá al fondo, preciosas pozas de aguas esmeraldas. Impresionantes las escarpadas paredes de la garganta. Todo acompañado por el inconfundible croar de la ranas cuyo sonido nos llegaba desde muchos metros más abajo. Cada meandro nos ofrecía visiones distintas que competían en belleza con la siguiente.

Llegamos a un punto donde la senda comienza a descender hasta el cauce. Una vez abajo tocaba cruzarlo en una zona sembrada de juncos y demás vegetación acuática. Hubo que descalzarse y atravesarlo con agua y fango hasta las rodillas. Desde allí continuamos por dentro hasta casi el final. Vadeamos varias veces el río, ya sobre piedras. Preciosas y cristalinas pozas salpicaban el recorrido. También alguna trepadita para salvar las rocas del cauce. Una senda a su izquierda junto a una canalización nos llevó hasta el Nacimiento de los Albares, en cuya fuente nos hicimos la foto de rigor y concluyó la ruta.

Fueron 14,2  kilómetros realmente inolvidables. Más de uno estuvo tentado de darse un chapuzón (un buen plan para los meses más calurosos).
Gracias Jesús por descubrirnos esta preciosa ruta (no será la última en esta zona, seguro).













































Más información de la zona en :  http://teresadecofrentes2007.wordpress.com

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