Llegaron también nuestros taxistas particulares, que nos habían de trasladar hasta Morella, el inicio de la ruta.
Retomamos el GR-7 desde la preciosa Morella en dirección sur. Pronto cruzamos el río Bergantes ( o como Ximo quiera llamarlo ) por un puentecillo de madera. Tras un buen repecho llegamos a una loma con unas fantásticas vistas de Morella. Vistas contaminadas por un parque eólico como telón de fondo.Pronto nos despediríamos de ella. Joan nos demostró,en este punto y como haría a lo largo de la ruta, su conocimiento e implicación en temas medioambientales (muy crítico y con razón con el tema del parque eólico) y culturales.
Tras el ascenso y franqueando incontables "tancas" (fue la tónica del recorrido), llegamos a la Vega del Moll y su finca. Aquí el camino discurría por un barranquillo a veces impracticable, entre muretes de piedra. Hubo que salirse en muchos tramos y recorrerlo por fuera. Tras este tramo, el camino, siempre flanqueado por estos muretes, se hace mas transitable.
Con el sol luciendo a pesar de algún nubarrón amenazante, paramos para hacer el preceptivo avituallamiento junto a unas carrascas, cerca de la Masía dels Llivis. Tras el almuerzo , Fernando nos deleitó con su "arma de destrucción masiva" ( un tirachinas) y su "excelente puntería". Retomamos el camino hasta el barranco de Torre Segura, cuyo Mas fortificado dejamos a nuestra derecha. El barranco venía crecido y hubo que caminar junto a la valla que delimitaba una finca y sus campos cultivados. Cruzamos la carretera CV-12 en este punto. Por el barranco del Garró entre carrascas y pinos y tras atravesar una rambla, ascendemos hasta el Mas del Campello. Mientras Fernando curaba sus llagas (estrenaba botas) me encontré con un amable anciano, residente del Mas, con el que estuve charlando amigablemente un buen rato. Me contó lo duro que era vivir en estos parajes. El y su señora (que nació en el Mas) se trasladaron a Morella y van allí en ocasiones para revisar todo (ya no tienen ni ganado) y disfrutar de la quietud y paz del lugar.
El camino continúa entre un tupido bosque de carrascas hacia el Mas de la Pinella, donde su ganado estaba disfrutando de un buen catering recién servido por sus cuidadores. Este Mas le trajo buenos recuerdos de juventud al bueno de Joan. Aquí disfrutó de lo lindo con sus primos, residentes ,por aquel entonces, del lugar.
Salimos del Mas por la pista cementada que tras cruzar el camí de la Balsa Verde desaparece. Entramos en un páramo donde las señales del GR desaparecen por momentos.Al fondo divisamos la muela de Ares (ya falta menos...). El camino se convierte en senda que va ascendiendo (atentos a las marcas) hasta el cierre de un profundo barranco. Preciosas vistas en este lugar, donde descansamos breves momentos a la espera de Fernando, que seguía con sus pies maltrechos. Superado el colladito el camino se convierte en pista cementada que nos conduce, rodeando la muela, hasta la Font dels Regatxolls.
Preciosa la imagen de Ares que ya está a tiro de piedra. Bonito lugar éste, donde nos hicimos la reglamentaria foto de grupo y nos refrescamos con sus abundantes y frescas aguas. Conforme llegábamos a Ares el paisaje se hacía mas espectacular si cabe. El profundo barranco dels Molins a sus pies, con la cascada, dejaba una imagen para el recuerdo.
Eran las 15 horas y ya estábamos en la plaza Mayor de Ares. Habíamos cumplido sobradamente con el horario previsto. Tocaba ahora darse un merecido homenaje en el restaurante d'Ares. Despedimos a Joan y esperamos volver a disfrutar de su agradable compañía . Al ágape se nos unieron Toni y Conchi que estaban por la zona haciendo fotos. Buena comida (algún "pero" al bacalao y excelente la cuajada casera) y atento servicio.
Aún tuvimos tiempo antes de regresar, para visitar el pueblo y subir a su castillo para disfrutar de unas excelentes vistas.
En fin...otra etapa superada.
Resumen:
23,8 kms menos (o más) de GR-7.
816 m de ascenso.
6 horas 30 min. de agradable caminata.
Creo que conté 16 "tancas" que atravesamos y unas 218 vacas en el trayecto.
Nos despedimos de él hasta el mes que viene para seguir recorriéndolo y disfrutándolo.
(En la foto, mi amiga Milka que posó en exclusiva para este reportaje)